FRANCISCO JAVIER GOMEZ
La capital opita debe ser considerada como una Ciudad Dómine
que sea capaz de enfrentar los desafíos de la competitividad global, pues como
neivanos aspiramos a convertirnos en poco tiempo en un nuevo epicentro del
desarrollo del sur del país.
Pese a las enormes dificultades presupuestales y a las
debilidades que registra nuestra ciudad, esta urbe está llamada a liderar un
bloque regional con enormes posibilidades de sostenibilidad, gracias a su
estratégica ubicación que sumada a las favorables ventajas comparativas le
asegurarán en el futuro inmediato de liderazgo económico que la convertirán en
la puerta del desarrollo suroccidental de nuestro país.
La rica diversidad biológica, los ecosistemas
estratégicos, sus riquezas minerales y la especialización de sus servicios nos
permiten definir un escenario posible capaz de aglutinar las perspectivas de
desarrollo del sur colombiano.
Además viene generando una interesante articulación
interurbana, que aunque incipiente, puede representar en el futuro inmediato un
área metropolitana con algunos municipios que consolidarán esa expectativa.
Considero que por lo menos así lo debemos concebir
todos los Neivanos, avizorándonos como ciudad eje de la articulación nacional
entre el centro y la Amazonía, que será capaz de ir integrando por su posición
privilegiada, diversas regiones que confluyen hacia el Caquetá, Cauca y Putumayo.
Para nosotros como ciudadanos nos resulta importante
que, la capital opita en el contexto nacional se acentúe cada vez más en su condición como punto nodal
entre núcleos urbanos, creando incentivos al desarrollo económico y demográfico
y por ende en poco tiempo podría consolidarse el centro subregional de
prestación de servicios especializados ejerciendo un liderazgo comercial en la
cuenca del Magdalena.
Es visible hoy en día que tan claros son los nexos con
toda la región que cualquier cosa que acontece en el área de influencia tiene
enormes repercusiones, como la expansión de los cultivos ilícitos, el
desplazamiento poblacional y todas las secuelas del conflicto armado. Estos
factores, también han incidido en la configuración económica de la región.
Soy un convencido que es preciso definir políticas
globales para la región con propuestas claras en el terreno de la paz y la
convivencia, el desarrollo alternativo, el desarrollo económico y social y el
direccionamiento de la inversión pública y privada.
Ahora bien creo que no es recóndito ver mis
pretensiones en este escrito pues como cualquier ciudadano planteo y ambiciono
para mi ciudad una Proyección estratégica.
Aunque reconozco la importancia de encontrar una
salida al mar como estrategia para posicionar a Neiva en el concierto de la
apertura y la globalización, estimó que las mayores oportunidades que se le
ofrecen a la ciudad están en su proyección hacia la región sur del país.
Pese a ser un punto nodal de la principal red de
transporte terrestre del país enfrentamos otros desafíos significativos en la
plataforma urbana de la competitividad global.
Dentro de la formulación de las alternativas posibles,
considero que ante todo es importante caracterizar a la ciudad de Neiva como ciudad-región, por las definitivas
articulaciones que sostiene con los diferentes sectores de la actividad de la
región y de la Amazonía.
Este elemento resultaría ser foco para la
caracterización económica de la ciudad y en consecuencia para la formulación de
las políticas de desarrollo en el Plan de Ordenamiento Territorial.
Neiva, juega un papel destacado en la región
sur-centro del país como prestador de servicios y procesador de actividades
económicas. Es destacable esta posición por el hecho de ser punto obligado para
la comunicación norte-sur a nivel nacional y la existencia de una red de
carreteras que le permite interrelacionarse con el resto del Huila y el norte
del país.
Esta importancia regional se irá incrementando con
desarrollos viales que en un futuro facilitarán la comunicación de la capital
huilense con los Departamentos del Meta, Caquetá, Putumayo y Cauca, esta última
con perspectiva de integración con la cuenca económica del Pacífico.
Se destacan dentro de estos desarrollos las vías
Altamira-Florencia, Neiva-San Vicente, Pitalito-Mocoa, Isnos-Popayán,
Colombia-La Uribe, Garzón-Florencia, Neiva-Sumapaz, entre otras.
Ya frente a las perspectivas económicas de la Neiva
del 2032 considero que la actividad comercial y de servicios de la ciudad crecerá
más en función de las demandas de la economía regional que de la dinámica de la
población y economías urbanas. Desde esta óptica la capital huilense registrará
una vitalización importante de las actividades comerciales y de servicios que
incorporan población y ganando participación en el productor interno regional.
La ciudad es una importadora neta de capital, antes que una región exportadora
de ahorro local, pese a que carece de una actividad económica de tipo
productivo.
Ahora desde la perspectiva
social y ante esta tendencia de convertirnos en una metrópoli desarrollada, el
desafío es como aprender a vivir juntos, a compartir espacios diversos, con
muchos que no conocemos a pesar de vínculos que se tienen en barrios,
organizaciones comunitarias y tejidos humanos construidos en la historia y
contrarrestar ese otro aspecto que genera el crecimiento de la ciudad, que
excluye, margina, individualiza y rompe los lazos de comunidad.
Por eso, cada vez se debe genera más conciencia en nuestra ciudad de impulsar iniciativas que permitan un proceso de transformación de muchos de nuestros comportamientos que ponen en riesgo y en dificultad un proceso de convivencia ciudadana como el de arrojar basuras en la calle, parquear vehículos en zonas prohibidas, hacer necesidades fisiológicas en zonas públicas, arrojar escombros en zonas públicas, no recoger los excrementos que las mascotas hacen en la calle, poner equipos de sonido con volumen excesivo, desperdicio del agua, dañar mobiliario urbano (canecas, teléfonos públicos, sillas), dañar los árboles o jardines de la ciudad, el exceso de avisos publicitarios, pasarnos el semáforo en rojo, violencia entre vecinos, todas estas relacionadas con el espacio público.
Por eso, cada vez se debe genera más conciencia en nuestra ciudad de impulsar iniciativas que permitan un proceso de transformación de muchos de nuestros comportamientos que ponen en riesgo y en dificultad un proceso de convivencia ciudadana como el de arrojar basuras en la calle, parquear vehículos en zonas prohibidas, hacer necesidades fisiológicas en zonas públicas, arrojar escombros en zonas públicas, no recoger los excrementos que las mascotas hacen en la calle, poner equipos de sonido con volumen excesivo, desperdicio del agua, dañar mobiliario urbano (canecas, teléfonos públicos, sillas), dañar los árboles o jardines de la ciudad, el exceso de avisos publicitarios, pasarnos el semáforo en rojo, violencia entre vecinos, todas estas relacionadas con el espacio público.
Pero, en otros ámbitos como la
violencia intrafamiliar, la cultura del atajo como saltarse la fila, el acudir
a la trampa, la desconfianza con las instituciones, la apatía y desinterés de
la ciudadanía en la participación, el poco sentido de pertenencia, la
intolerancia hacia otras expresiones culturales, en fin, toda una serie de
comportamientos, que deterioran el relacionamiento como grupo social y que
afectan el desarrollo como sociedad en todos los ámbitos de la vida cotidiana.
Frente a todos estos comportamientos, se plantea la urgencia de desarrollar programas de cultura ciudadana que transformen estas actitudes para dos fines fundamentales: lograr por vía pedagógica el cumplimiento de la ley y/o impulsar acciones colectivas para lograr bienes públicos. Hay acción colectiva por ejemplo cuando se evita un racionamiento de agua, disminuir la congestión vial, reducir los niños quemados por pólvora. Muchas veces ambos propósitos van juntos, cuando se busca aumentar la disciplina en la tributación. Sobre esto último, Neiva debe lograr que además de que la gente pague los impuestos, pague para contribuir con el desarrollo de la ciudad, eso dará un indicador de confianza en los gobernantes, que saben que la plata no se va a perder.
Frente a todos estos comportamientos, se plantea la urgencia de desarrollar programas de cultura ciudadana que transformen estas actitudes para dos fines fundamentales: lograr por vía pedagógica el cumplimiento de la ley y/o impulsar acciones colectivas para lograr bienes públicos. Hay acción colectiva por ejemplo cuando se evita un racionamiento de agua, disminuir la congestión vial, reducir los niños quemados por pólvora. Muchas veces ambos propósitos van juntos, cuando se busca aumentar la disciplina en la tributación. Sobre esto último, Neiva debe lograr que además de que la gente pague los impuestos, pague para contribuir con el desarrollo de la ciudad, eso dará un indicador de confianza en los gobernantes, que saben que la plata no se va a perder.
Es decir se debe trabajar en los procesos de educación ciudadana que desborden las escuela y recuperen los espacios públicos que ofrece la ciudad y de las instituciones, para educar y transformar comportamientos. En esto hay muchas experiencias y necesitamos recuperar procesos e intentos que se han hecho en nuestra ciudad.
En síntesis, no se pueden
reducir a un plan de gobierno las estrategias para cambia nuestra ciudad, sino
que debe ser parte de la razón de ser de una ciudad la de estar transformando
comportamientos y actitudes de los ciudadanos tanto en el ámbito privado como
el público.
Por eso debemos repensar las
propuestas aquí plasmadas y potenciar
los diferentes ejes, recuperados de muchas experiencias en el mundo, que de
manera integral permitan movilizar un sentimiento colectivo por participar y
construir una mejor ciudad, humana, justa, solidaria y respetuosa de los
derechos humanos, ahora que celebramos los 400 años.
Se debe promover una pedagogía que les permita entender a los habitantes que la ciudad es producto de la acción humana y que su cambio o permanencia va a depender de la misma capacidad de los seres humanos. Esta Neiva es producto de los mismos neivanos y que si creemos que podemos construir una Neiva más humana y justa, va a depender de los mismos pobladores. Que el habitante comprenda "que la polis es también él y que su continuidad depende de su reflexión, de su comportamiento, de sus decisiones y de su participación en la vida política de la ciudad". Se trata de una pedagogía por crear ciudadanía con capacidad de incidir en los destinos de su ciudad desde las cosas más sencillas de la vida cotidiana y contribuya a contrarrestar prácticas de la trampa, del atajo, del irrespeto por el vecino, de defender los bienes públicos que generan equidad, la resolución pacífica de los conflictos, racionalizar bienes escasos como el agua, las vías, la responsabilidad por la tributación, entre otros.
La transformación de la ciudad
está en las medidas que se trabajen para potenciar
los procesos de formación ciudadana y la apertura de espacios de participación,
donde los ciudadanos puedan incidir en acuerdos, consensos, toma de decisiones,
es decir espacios para la deliberación de la Neiva que soñamos.
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